JUNTAR - RASTRILLAR
Una vez que la alfalfa ha sido segada se debe procurar que el forraje esté el menor tiempo posible en el campo expuesto a agentes externos como plagas, lluvia o excesivo calor. Cada uno con su efecto genera pérdidas de la calidad alimenticia. Al mismo tiempo debemos asegurarnos un secado tal que permita la confección de rollos o fardos que mantengan su calidad durante el tiempo de almacenaje.
El uso del rastrillo permite acelerar el secado, dado que en éste momento responde más a la temperatura ambiente y la circulación del aire, se reduce así el tiempo de espera y por lo tanto el riesgo de pérdida de calidad del forraje.
Trabajamos a una altura tal que no se deja forraje sin mover para evitar la pérdida directa de material, al tiempo evitamos el contacto de los dientes con el suelo, para minimizar así la contaminación del forraje con tierra y tampoco se producen daños por impacto en los meristemas de crecimiento de las coronas. De esta manera se trata de impedir que la alfalfa sufra daño y además se evita recolectar broza de cortes anteriores.